El Rincón del Bla bla bla

Un poco de palabrerías, unas en serio, otras no tanto, unas con un claro sentido, otras completamente absurdas... Crítica, apoyo, disgustos, alegrías, poesía, acidez... Todo se mezcla en esta página, porque todo ésto se entremezcla a diario en mi ser...

martes, octubre 28, 2008

Historia vieja... retomada de mi viejo Space... [Un poco rosa, para haber sido escrita por mí, pero, qué se la hace, no?] Ahí va...

Sin Despedidas...

Él estaba sentado frente a la reja del apartamento, llevaría 2 horas allí, quizás 3, o tal vez serían 20 ó 30 minutos... Cuando se está esperando durante mucho tiempo, sin saber si lo que esperas ocurrirá, el tiempo puede hacerse largo. Él no tenía un reloj, y la maltratada pantalla de su teléfono móvil no le permitía ver cuánto tiempo llevaba esperando... Solo, en medio de la incertidumbre, deprimido.

Mientras la esperaba llegar pensaba en su reacción ... Quizás ella se extrañaría al verle después de tanto tiempo; años ya, hacían de la última vez que habían hablado. Probablemente, conociendo su temperamento, le preguntaría de manera soez qué hacía él en la entrada de su casa... y acto seguido, le diría que si iba a aparecer después de no haberle hablado durante tanto tiempo, mejor no lo hubiese hecho. Probablemente aún estaría molesta y dolida.

Aunque, conociéndola... A veces solía ser bastante indiferente a las cosas, lo saludaría, le preguntaría qué rayos estaba haciendo allí, y en un tono de sútil indolencia, como dejando entrever que preguntaba por simple cortesía y que no tenía intenciones de escuchar sus explicaciones, por lo cual luego de hacer como si estuviese interesada le daria a entender que esas no son horas de "hacer visita" y que hablarían luego, cuando ella estuviese desoupada... o al menos, desocupada para él.

O tal vez llegaría a su casa acompañada... había pasado tanto tiempo. A lo mejor hasta se habría casado! Él ya no sabía nada de ella, absolutamente nada, tenían pocos amigos en común, casi ninguno. Él había intentado ubicarla en algunas ocasiones anteriormente, pero parecía que se la había tragado la tierra. Ya nadie conocía nada al respecto, ni dónde trabajaba, ni si estaba soltera, ni si seguía viviendo allí... Claro! Tal vez hasta se había mudado, pero él no lo sabía, y se daría cuenta en la mañana, al ser despertado por la reja, y ver salir a una pareja a su trabajo, acompañados de sus hijos vestidos con su uniforme del colegio. Y si ya no vivía en la misma ciudad?...

En ese momento, sus pensamientos fueron interrumpidos por el ruido de las puertas del ascensor abriéndose. Era ella... después de tanto tiempo. Estaba igual como él la recordaba, siempre airosa, con su típica expresión de desenfado, entre seria y sonriente, caminando con pasos firmes, pero a la vez, ligera como una pluma, delgada y hermosa.

Ella se posó frente a él con cara de entre sorpresa y desinterés. Lo miró fijamente, y le dijo con una expresión seca: "Hhmmm... Los muertos reviven?". Él se levantó del suelo, y con la voz entrecortada la saludó, y preguntó amablemente si podía darle un abrazo. Ella sólo lo miró, y extendió sus brazos, y acto seguido lo invitó a pasar. Hacía mucho que él no se sentía tan bien.

El espacio estaba tal cual como él lo recordaba. Muy minimalista para su gusto. En ese sentido ambos eran muy diferentes, ella era de gustos simples, colores neutros, pocas cosas, nada recargado, seriedad y pucritud absolutas pero sin perder ese "algo" que transmitía una alegría y una sensanción de paz bastante extrañas; y él era todo lo contrario, poca seriedad, todo recargado, enrollado, barroco, colores fuertes, desorden, caos. Él pensó que quizás por eso se llegaron a amar tanto y a convivir tan bien juntos, probablemente era lo que él llamaba "complemetarios".

Mientras ella le servía un trago, él admiraba el extraño orden que había dentro del lugar... A él, ella siempre le resultó bastante extraña, en su manera de ser, de pensar, de mantener todo, en sus relaciones, en todo lo que él conocía de ella; que no era mucho, pero suficiente para mantenerse interesado.

La sala sólo tenía una mesa pequeña, rodeada de pequeños cojines y una puerta que daba a un pequeño balconcito con vista a la ciudad, y a los lados, unas cortinas color crema; de resto, todo lo que habian eran cajas. Esa siempre fué una caracerística de su "orden", en la sala no había adornos, ni los llamados por ella "perolitos", nada de recuerditos de bautizo, ni figurillas de porcelana, sólo un par de cuadros pintados por ella misma en las paredes, y de resto, libros, libros y más libros metidos en cajas. Su excusa siempre fue que no tenía sentido guardar tantas cosas, que a la larga, no te servían de nada; ella se remitía a lo que la parecía básico. Pero, por qué las cosas metidas en cajas? Él siempre le había preguntado, sin obtener respuesta.

Ella lo observaba mientras llevaba los tragos en una bandeja; su buena memoria no le fallaba, whisky con soda, eso es lo que él hubiese pedido, para ella, un simple jugo de frutas. Luego, mientras miraba hacia el ventanal, comentó: "estás pensando en las cajas, verdad? Siempre has deseado saber el por qué de su existencia dentro de mi 'decoración'... Muy sencillo: una nunca sabe cuándo le toca salir corriendo con sus cosas más preciadas... Mis libros son esos tesoros.. Y si te fijas, justo debajo del ordenador, están las cajas en las que calza perfectamente". Buen detalle, él jamás se había percatado de eso, volteó a ver bajo el mueble del computador, y simplemente sonrió, "Cómo no adivinarlo?" pensó. Todo en la vida de ella, era tan premeditado, tan ordenado, tan calculado... ¿Cómo podía ser así?

Pasaron las horas, y ellos dos seguían hablando... él seguía contemplándola, admirándola como si no fuese verdad que la tuviese frente a él de nuevo. Se atrevió a sacar el tema... sobre ellos, su relación, por qué había terminado?.. qué les había ocurrido?... Ella se limitó a contestar con un seco: "tú mejor que nadie lo sabes". Ella siempre fue "directamente-indirecta" para decir las cosas, nunca ofendía ni culpaba a nadie directamente, sólo lanzaba alguno que otro comentario que aludía a la persona a la que le hablara.

Sin embargo, él continuó: "Quizás éramos demasiado jóvenes.. tal vez ahora..." y en eso, fue interrumpido... "Tal vez ahora qué?... Funcionaría?... mmmmmm... no lo sé; segundas partes nunca son buenas". Él se quedó callado... y repentinamente dijo: "tú estás sola?", a lo que ella contestó riendo: "jajajaja, nunca nadie está solo... además, ahorita, estoy tomándome un trago contigo, por lo tanto, no estoy sola...", él la miró con una cara que demostraba que sabía que ella iba a contestar de esa manera, y dijo "me sorprende lo poco que has cambiado... los años no pasan por tí, no?... me refiero a que si estás sola, sentimentalmente, a que si hay alguien en tu corazón, o si tienes con quién compartir tu cama?"... Ella se quedó callada, como si estuviese pensando la respuesta, cosa que era poco usual. Ella siempre tenía una respuesta a mano, así fuese algun comentario sarcástico que le sirviera para salir del paso.

Un silencio sepulcral reinó por unos cuantos minutos, ella se levantó del cojín en el que estaba sentada, tomó los vasos, y fue por dos bebidas más. Cuando volvió, se sentó, y él suavemente le quitó los vasos de las manos, y la besó delicada pero apasionadamente; a lo que ella respondió sin chistar. Justo cuando terminó el beso, y él tenía intenciones de darle otro... ella interrumpió.. "Respecto a tu pregunta... te referías a que si tengo novio, pareja fija y/o estable.. cierto?... No, no tengo... tener con quién compartir la cama, deben haber varios... pero, a mí me gusta dormir sola.. deberías recordarlo.. y en mi corazón.. mi corazón es muy grande, hay muchas personas en él... más no hay alguien que 'llene' mi corazón, no que ocupe mis pensamientos". "Respuesta sabia -asintió él- sobre todo en la parte de compartir la cama... supongo que habrán muchos que quieran, tendré que hacer cola". "Uh?" se limitó a decir ella.

Otra vez se hizo el silencio, él la tomó en sus brazos y la besó con todas sus ganas... pasaron horas acostados en el piso, hasta quedarse dormidos... Cuando despertó, ella ya no estaba a su lado "Quizás volvió a huir... pero, ésta vez qué hice mal?" pensó él, cuando de pronto vió su delgado cuerpo caminando con una bandeja en la mano... "El desayuno!!!" dijo ella alegremente. Él estaba emocionado, esta vez no iba a fallarle, esta vez iba a hacer todo bien, lo más perfecto posible, esta vez sí iba a hacer que su corazón le perteneciese a él y a nadie más que él, no la iba a dejar escapar de nuevo... Por fin, iba a hacerla felíz y a ser felíz al lado de ella.

Mientras comían, a él se le ocurrió preguntar qué iba a hacer ella ese día... ella en tono seco respondió "lo mismo de siempre... dar las clases en la universidad, y luego seguir trabajando en mi cuadro". "Un cuadro nuevo? -preguntó él- puedo verlo?". "Come y cállate" le dijo ella a modo de chiste.

Al terminar de comer, ella fue a la cocina a lavar los platos mientras él le platicaba de lo que había sido de su vida: "Bueno, como supondrás, me separé, estoy esperando terminar el proceso del divorcio", ella lo interrumpió: "sí, era de suponerse.. si no, no estarías aquí.. supongo"; él continuó: "crees bien, si estuviese comprometido con otra persona, no estaría aquí..." continuaba él, hasta ser interrumpido de nuevo "No sería la primera vez -acotó ella- no?". Él la miró con cierta molestia, ese era un aspecto que no le gustaba de ella: era muy rencorosa, y en oportunidades, hacía comentarios sobre errores pasados.
Él continuó: "En fin... como te decía, hace tanto que ni hablabamos.. Me había casado, ahora me estoy divorciando, la relación no funcionó... menos mal que no tuvimos hijos. Estamos decidiendo quién se queda con Dandy, aunque parezca un cuento de película, estamos discutiendo por la perrita... Yo la compré para ella, pero ella jamás se hizo cargo, así que no entiendo para que la quiere"... "Seguramente para molestarte"-respondió ella. "Sí, yo creo lo mismo, bueno, también estoy dando clases, en un instituto, aunque, la paga no es buena... es mi vocación, creo que ese punto es común para ambos. Y en las tardes, trabajo en una empresa"...

Por unos instantes, ella sólo lo miró, y luego comentó, en tono de aburrimiento y apuro: "tu vida es muy interesante, pero debes irte, yo tengo que ir a trabajar... se supone que debo dar el ejemplo llegando temprano al aula", y lo dejó solo en la cocina, agregando: "Sírvete lo que gustes, si quieres lee algún libro de alguna caja, revisa tus e-mails, lee alguna revista, qué se yo... lo que quieras, yo me tengo que arreglar"; y se fue hacia el cuarto de baño.

Él se quedó sólo, pensó en qué haría mientras ella salía de la ducha y se terminaba de arreglar... Le dió profundo tedio ponerse a revisar los e-mails, o empezar a leer algún libro que no podría terminar en el momento, y que seguramente ella no le prestaria, ya que cuidaba y celaba a sus libros más que a cualquier otra cosa o persona en el mundo. Se fue caminando hacia la puertecita que daba al estudio. Al hacer ésto, entró al increíble mundo surrealista de ella... era SU mundo, su pensamiento, sus sentimientos, plasmados en papeles, óleos, cartulinas... Todas las paredes estaban llenas de hermosos cuadros y fotografías, y de una de las paredes colgaba una enorme cartelera con papeles, recortes de prensa, notas, recordatorios, teléfonos anotados, bocetos, entre otros. Y allí, en el medio del estudio, el cabellete, con su "nuevo hijo", su último cuadro casi terminado; él se acercó a leer "El regreso de los arrepentidos" decía el cuadro, "Qué casualidad! Sería otra de sus premoniciones?" pensó.

En eso, la sintió entrar al estudio, arreglada pero simple como siempre. Rodeada de toda esa belleza que sólo la sencillez puede otorgar, ella le dijo: "Ehhhmmm.... veo que estabas viendo a mi hijo menor, hasta ahora.. pero, debes irte" y lo condujo amablemente a la puerta. Al salir, le dió un tierno beso y un abrazo, para luego proseguir diciéndole "Hablamos Luego... deseáme buen viaje". Él se despidió, deseándole buen viaje hacia su trabajo, y que tuviese un excelente día, mientras se iba alejando para tomar un taxi. La vió salir en su rústico carro, y sólo al perderla de vista, pudo irse en paz.

Ese día, él no paró de pensar en ella, en la noche que habían pasado, en lo que no fue pero que ahora sí podría ser... Pensó en llamarla, pensó que mejor no la llamaba, mejor no presionarla.
A la hora del almuerzo, decidió llamarla, pero ella nunca atendió, por lo tanto le dejó un mensaje, esperando respuesta. No dudaría que con lo despistada que era, hubiese dejado el móvil en su casa... O tal vez lo había cambiado!!! Nunca le preguntó si tenía el mismo número de teléfono, o en dónde podía localizarla, bueno, ya en la noche iría a verla, y hasta le pediría que en dos semanas se fuese de viaje con él; él tomaría sus vacaciones, y en teoría, ella también, era el momento preciso para enmendar las cosas y comenzar algo duradero, desde cero.

Al salir del trabajo, estuvo como desesperado, pensando en ir a su casa a buscarla, a decirle que la amaba como a nadie, aun arriesgándose a recibir una carcajada como respuesta... "Amor? Qué es el amor? -diría ella- una relación simbiótica entre dos personas que, probablemente, sienten atracción la una por la otra. Es un simple mutualismo, al estar con alguien, de alguna manera, tú también te beneficias". Pero, él sí creía en el amor verdadero, y creía que ese amor, era ella.

Decidió ir a su casa, darse un baño, ya que había pasado la noche fuera de casa, afeitarse, arreglarse lo mejor posible, para sorprenderla... Aún se preguntaba cómo demonios había sucedido todo eso, y más aún con ese aspecto tan descuidado que él tenía gracias a todos los problemas por los que estaba pasando. Intentó llamar de nuevo, a su móvil, luego a su casa, en ningún lado contestó. Así que salió a dar un paseo y buscar algún lugar para comprarle unos girasoles, que eran sus flores favoritas. Al caer la noche, tomó un taxi y fue a su casa.

Llegó al apartamento, tocó el timbre y nadie contestó. En ese momento, recordó que ella guardaba una copia de las llaves en un huequito, escondido, cerca del marco de la puerta; buscó allí y la encontró. Abrió la puerta, y al entrar, vió que no había nada, ni la mesa, ni los cojines, ni las cajas!!! No había nada, nada... se acercó hacia el cuarto de baño y la habitación, ambos estaban completamente vacíos!!!... ésto era insólito! Dónde estaba ella? Dónde estaban sus cosas? A dónde se había ido?...

Se acercó al estudio, pensando que tal vez estaba pintando. El estudio estaba vacío también, y a un lado de la puerta, estaba un cuadro, tapado con una tela y con una nota pegada. Al desdoblar la nota, pudo leer, escrito con la gran y enredada letra de ella: "Supuse que encontrarías la manera de entrar, por favor, al irte deja la llave con el portero del edificio. Ésto es para tí, un regalo... bien sabes que nunca me han gustado las despedidas... Besos" Al destapar el cuadro, era el mismo en el que ella habia estado trabajando ultimamente, abajo el título rezaba: El Regreso de los Arrepentidos.

Esa mañana cuando le pidió le deseara buen viaje, no se refería a su camino al trabajo... No era casualidad que no contestara el teléfono de casa, ni que él hubiese llegado sin encontrarla.

Ella había huído de nuevo... pero esta vez sin motivo alguno, y sin despedidas.